Reflexión Crítica #1


Los temas más importantes en La casa de Bernarda Alba

En la obra teatral La casa de Bernarda Alba, el autor Federico García Lorca escribe una interesante representación sobre la trágica vida de la mujer española en una sociedad dominada por los hombres. Debido a que la obra se desarrolla justo antes de que se estableciera el régimen dictatorial y fascista de Francisco Franco, La Casa de Bernarda Alba expone metafóricamente la situación particular del sur de España y sus estrictas tradiciones culturales. En este sentido, esta reflexión crítica se centrará en el tema de la represión y la libertad.

Al comienzo de la obra, se nos presenta a la principal antagonista de la historia, Bernarda Alba. Es una mujer controladora de 60 años que enviudó recientemente, y impone estrictamente su dominio sobre los demás con su bastón. Debido a la muerte de su esposo, obliga a sus hijas a un período de luto de ocho años para proteger la reputación de la familia. Como resultado, las hijas son reprimidas de sentir lo que es natural como sus deseos y libertad sexual. Al presentar al personaje Pepe el Romano, los sentimientos se intensifican, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y una forma de expresión sexual. Por la apariencia de decencia que desea mantener en su familia, Bernarda descuida el caos que se forma en su casa y es cegada por su propio orgullo. Según Bernarda, “En esta casa no hay un sí o un no. Mi vigilancia puede hacer cualquier cosa. Su negligencia se convierte en una consecuencia de su orgullo, o como dijo una vez la criada, “es tan orgullosa que le pone una venda en los ojos”. 

Aparte de su orgullo, hay múltiples casos en los que Bernarda oprime los deseos de su hija con sus reglas tiránicas. Encontramos un buen ejemplo cuando le habla a Poncia de por qué Bernarda no dejaba que Martirio se casara con Enrique Humanes. Bernarda respondió: “¡Mi sangre no se mezcla con la de los Humanes mientras viva!”. Martirio fue reprimida de su deseo de libertad por su madre y se puso celosa de ella cuando el matrimonio de su hermana no fue negado de la misma manera. Otro ejemplo de opresión es la idea de que las mujeres oprimen a otras mujeres que son ellas mismas oprimidas. En otras palabras, Bernarda oprime a sus hijas mientras ella es oprimida por ser mujer en una sociedad dominada por hombres, los verdaderos opresores.

Reflexionando sobre la representación virtual de La casa de Bernarda Alba, noté que había algunas diferencias notables entre la actuación y la descripción textual. Por mencionar algunos, la escena final del último acto de la obra mostraba a Adela arrebatándole el bastón a Bernarda y arrojándolo a un lado. Por el contrario, en el texto se representa a Adela partiendo el bastón en dos, un acto desesperado para revelar su rebeldía contra su madre y símbolo de la recuperación de la libertad. Otra diferencia se encuentra en el final después del suicidio de Adela, cuando Bernarda grita la orden a sus hijas de guardar el silencio mientras ella lloraba, haciendo parecer que el poder de Bernarda vacila por su estado emocional. En el texto, no se advierte al lector que Bernarda estaba llorando. Creo que esto hace una diferencia notable, ya que la reproducción teatral hace que parezca que Bernarda ha reconocido que su dominio tuvo fallas y que ella sola tuvo la culpa por la muerte de su hija, por lo que lloró. Mientras tanto, el texto da a entender que el poder de Bernarda fue resoluto aún frente a la muerte de su hija menor, al final, solo importaba sus órdenes egoístas. 

En conclusión, los temas más destacados en la obra de Lorca son los temas de opresión y libertad. Se hace claro que fue la intención de Lorca informar a su audiencia de la oscura realidad que era España. El poema representaba directamente la opresión que enfrentaban las mujeres durante ese tiempo. Excluyó deliberadamente la aparición directa de figuras masculinas a lo largo de la obra para transmitir que el hombre tenía el control absoluto de las mujeres incluso en su ausencia. Lo que era la tradición cultural, la religión católica y los valores sociales estaban todos injustamente sesgados a favor del hombre. Cualquiera que se opusiera a estas ideas era obligado a ser silenciado, o reprimido o arriesgarse a enfrentar el castigo.