En el segundo módulo de esta clase, hemos leído muchas obras muy interesantes, pero sin duda una de las obras que más me encantó fue El cuento II – El Conde Lucanor escrita por Don Juan Manuel. Esta obra es fascinante debido a su mensaje y estructura que está formada por un joven feudal, el conde Lucanor, quien consulta a Patronio, su consejero, sobre los diversos problemas que se plantea en su vida. También es muy interesante cómo Patronio responde con un cuento alusivo al problema planteado y, de esa manera, transmite una enseñanza moral. En este cuento, se enfatiza mucho sobre la crítica hacia otras personas y cómo estas juzgan a los demás sin conocer el motivo o razón de las personas. Asimismo, este tema sigue siendo muy relevante en la actualidad ya que casi todas las personas lo hemos vivido en algún momento de nuestras vidas.

A simple vista se puede decir que es una obra que transmite un mensaje o enseñanza lo cual es muy cierto. Sin embargo, no es solo una enseñanza sino es la manera en cómo dicha enseñanza es presentada en la obra. Dicha enseñanza se logra a través del cuento de Patronio y los diálogos sostenidos entre el buen hombre, su hijo y las personas que se encuentran en el camino hacia el mercado. Esto sucede ya que el conde está preocupado por ser o no criticado al actuar de una manera u otra. Al pedirle consejo a Patronio este le contó lo sucedido a un honrado labrador con su hijo. Y es que un labrador y su hijo se dirigían un día al pueblo con una bestia; al principio iban los dos andando, luego se subió el hijo, después se subió el padre y por último se subieron los dos encima de la bestia. Y de todas las formas anteriores fueron criticados por la gente que pasaba.

De la misma manera, es interesante la actitud del buen padre con su hijo al escuchar las críticas de los demás y un  de los componentes o frases más llamativas para mi fue “El buen hombre, al oírlo, preguntó a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos hombres, contestándole el hijo que era verdad”. Esta frase se repite cuatro veces en la historia, y esas fueron las veces que le criticaron. Lo más sorprendente es que el padre sabía lo que estaba sucediendo y sabía que le seguirán criticando haga lo que haga, pero siempre le preguntó a su hijo a ver qué opina y si le importaba lo que digan los demás. El buen hombre trataba de enseñarle de una manera distinta lo que estaba sucediendo, pero al parecer, el joven hijo no entendió lo que el buen padre trataba de enseñarle a pesar que le preguntó cuatro veces. Esto es exactamente lo que nos sucede a muchos de nosotros en la actualidad, ya que nos critican muchas veces y seguimos tratando de complacer a los demás. 

Existen muchos motivos que pueden llevar a una persona a criticar constantemente a los demás, pero varios de ellos son especialmente frecuentes. El principal de ellos puede ser el juzgar a otro de un modo superficial siendo una manera fácil y sencilla de sentirse superior a alguien y, la otra es por comparación o por sentirse mejor consigo mismo. Por esa razón, es que el buen hombre le explica a su hijo diciéndole que “​​Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán…”. Con estas palabras su hijo entendió claramente que no importa lo que haga siempre le criticarán y son estas palabras las cuales debemos recordar cuando nos enfrentemos a situaciones similares a la del buen hombre y su hijo. Además debemos recordar la su moraleja que dice que no se debe obrar de una forma distinta a la que pienses tú mismo que esté bien por miedo a ser criticado.